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Mostrando entradas de 2012

VIDA NUEVA

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En ocasiones la vida, tu vida, cambia. Un hecho brusco hace que la normalidad se rompa. De repente, todo se vuelve más difícil, más cuesta arriba. Se empiezan a abrir frentes inesperados y descubres que vas justita de fuerzas para intentar cerrarlos. Con todo esto también llega, cómo no, las decepciones. En los momentos duros, no todos quieren, pueden o saben estar a la altura. Este desengaño provoca un dolor que se une a todo lo que tienes encima, que no es poco. 'Todo lo que sucede conviene y es bueno lo que sucede'... me dice siempre mi amigo Pedro. Es cierto que el aprendizaje es grande y que también durante esta etapa acontecen hermosas vivencias de gente linda que con su apoyo y afecto han atenuado estos meses amargos. Pero el corazón está herido por estocadas que quedaron clavadas por algunas personas queridas o por una misma en propia puerta. Es momento de hacer inventario de lo vivido, de reordenar experiencias, de enmarcar corazones, de desprenderse de lo que ya e

Presencia

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El gato me mira intensamente. No recuerdo que me haya mirado nunca así, parece asustado, como si en vez de ver a su dueña viera un enemigo. Cosas de gato, pienso, pero noto que hay algo en el ambiente que no es el que era. Un silencio parece instalado en la casa, mis hermanos entran, salen, se pelean como siempre, pero parece todo de mentira, como si jugaran a dar normalidad a una casa en la que ya nada es normal. Mi padre intenta agradar pero mi madre lo mira con resignación y no dice nada. Los dos han llorado, han llorado mucho aunque desconozco el motivo. En el salón hay fotos mías recién enmarcadas que mi madre mira con dolor y algo de rabia. Otra vez el gato. Me persigue, va detrás para ver qué hago, cuando intento acercarme se le eriza el pelo y huye. No sé qué tiene pero ya se le pasará, o eso espero. Yo me encuentro bien, últimamente me siento con mucho sosiego, no necesito salir de casa, no quiero ver a nadie, solo a los que están aquí dentro. Me gustaría calmarlos, decirle

La vanagloria de lo humano, una visita al Hospital de la Caridad.

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Visitar el Hospital de la Caridad siempre es un deleite para los sentidos a la vez que un zarandeo para la conciencia, pero verlo una borrascosa noche otoñal hace que todo parezca más tenebroso porque la luz tenue que parpadea en los cristales repletos de gotas de lluvia lo torna aún más lúgubre. Los claroscuros nos envuelven, creando el marco adecuado para nuestro objetivo: retroceder algunos siglos atrás en el tiempo, no en vano estamos ante una de las joyas del barroco que posee esta ciudad. Nos piden silencio, ha fallecido uno de sus ocupantes y está de cuerpo presente, el Hospital ahora es un asilo. Entramos. …y entrando en ella la codicia y la vanidad se perderán. El recorrido por el Hospital lo comenzamos dándonos de bruces con las fuentes alegóricas sobre la Fe y la Caridad cuya hermosura se ha acentuado con la noche. Es imposible no pensar que este pat

REFRANES

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Torres más altas han caído, dice el refrán, ésta no caerá. Ha crecido rauda ante mis ojos en estos fatídicos meses a la vez que mi aflicción mientras me quita la visión de ese horizonte cada vez más confuso e incierto en el que se ha convertido mi vida. No espero venganzas servidas en platos fríos, he visto pasar algunos cadáveres de enemigos por la puerta de casa y no me sirvió de mucho. Cerdos a los que le llegaron su particular sanmartín pero creedme: ni siquiera alivia, al contrario llega una hasta adolecerse de ellos, pobres diablos. Mientras hay vida hay esperanza, dicen… Yo voy algo justita de ilusiones para iniciar este nuevo viaje que haré sin billete, con una maleta en la que se ha colado más de una decepción pero que lleva ruedas. Eso sí, me seguiré arrimando a buenos árboles, no solo para cobijarme bajo su buena sombra sino por el placer de contemplar como embellecen el paisaje o perfuman las primaveras. Haré oídos sordos de las necias palabras que me dirijan qu

ROCÍO

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Durante mi infancia en Huelva recuerdo que la virgen del Rocío estaba en cualquier rincón de una casa, en las cabeceras de las camas, en los almanaques, en los monederos de las madres, en las sevillanas que cantábamos y bailábamos, en ruegos y plegarias o rodeando el cuello de muchos de nosotros en forma de medalla protectora. Creo que es la virgen que más ha nombrado y rezado mi madre, también es con la que ha tenido algunos desencuentros y reencuentros que no contaré aquí. No he hecho nunca el camino y he vivido poco la fiesta rociera, aunque han sido innumerables las ocasiones en las que me he acercado a la marisma a buscar algo que posiblemente nunca encuentre. No soy creyente pero quizá tampoco eso importe mucho. Ahora la virgen va a Almonte, toda esa bulla y exceso no es entendida por muchos desde fuera. Para los almonteños son días muy señalados en sus vidas. Hay estudios sobre el impacto que ejerce cada siete años la venida de la virgen a su pueblo, no solo en el creci

LOS DIOSES DE LA MEDIOCRIDAD

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Estamos rodeados de ellos. Seguro que los has visto hace muy poco, quizá una hora o un instante. Nos acompañan, nos acorralan, nos deprimen. Son esos trepas que pululan por las empresas, las administraciones y los partidos políticos, son esos jóvenes maleducados que fastidian en la clase increpando al profesor, perjudicando al resto antes de salir a la calle a romper papeleras o garabatear paredes…. Esos politiquillos sin formación, sin ética, sin merecimiento y sin remedio que mandan en nuestras ciudades, que roban en nuestros bolsillos… Profesores de universidad que obtuvieron su sillón medrando, plagiando trabajos de otros para sus tesis o bien, por afinidad política o familiar… Famosillos de tres al cuarto que piden mesa preferente en un buen restaurante con soberbia ‘choni’.. Taxistas que antes de decirles a donde quieres ir ya te sueltan su discurso político ruin, mientras compruebas que el taxi huele mal… Es ese peluquero cateto que se cree estilista y te mira con despreci

HOMBRE DE PIEDRA

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HOMBRE DE PIEDRA Temía tanto al amor que se empeñaba en esquivarlo por las esquinas. Solo se permitía historias efímeras que no dejaran más huella que unos recuerdos febriles y la ilusión de un poco de ternura recibida. En su interior guardaba un corazón tan deseoso de darse que alguna vez le jugó malas pasadas aunque ella seguía con su empeño de no caer en la tentación. Quizá por eso los hombres con los que sesteaba, atraídos por el misterio de su sensualidad, estaban ya comprometidos y amoldados a unas responsabilidades a las que nunca renunciarían por ella. Hombres de piedra, cuyo corazón solo latía en los primeros encuentros, hombres de piedra que necesitaban, de vez en cuando, una mujer así para aguantar su acomodada vida llena de justificaciones, hombres de piedra con cuyo roce, a veces, ella se lastimaba.

DESAHUCIADOS

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Es la foto de dos desahuciados, de dos perdedores, la foto de la vergüenza. Ambos tuvieron un pasado que fue mucho mejor que el presente que ahora contemplamos. La gente, nosotros, pasamos por su lado y nos apetecería mirar para otro sitio: la decadencia, la falta de recursos y la dejadez no son plato de gusto. Pero no solo con dinero se solucionarían ambos infortunios. Hace falta tomar conciencia de qué nos ha pasado para ver de manera impasible el deterioro y decadencia de un hombre que vaga por nuestras calles como si fuera un despojo humano, sin inmutarnos, sin que la sociedad pueda ayudar a evitar la caída en picado de esta persona; hace falta tomar conciencia de cómo hemos llegado al punto de inoperancia, de desinterés por conservar nuestro patrimonio artístico y cultural para abandonar a su suerte a esta hermosa iglesia del XIV que cualquier día puede derrumbarse ante nuestros ojos esquivos. Con Santa Catalina se cumplen hoy ocho años de cierre, ocho años de desidia y, por

El patio

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El olor a pájaros muertos del patio era ya insoportable. Había entrado por la puerta entre abierta, e inundó toda la sala. Creía que el sol secaría los diminutos cuerpecitos y podría barrerlos como cualquier resto de vegetación que a menudo debía de retirar. El patio, a pesar de lo pequeño y de las pocas macetas que tenía, tenía una extraña tendencia a acumular polvo, malas hierbas, objetos caídos de ventanas vecinas, restos de la pared que parecía desmigarse y, como ahora, cadáveres de aves urbanas que, por motivos diferentes habían terminado sus días allí. Poco tiempo duró su pared encalada, donde sus geranios resplandecían dando alegría a un patio que poco a poco descubrió que parecía negado al lustre. El esmero del principio en mantenerlo limpio y hermoso se transformó en desidia. Suspiró, ahora va a ser, se dijo. Cogió una bolsa de plástico vacía que haría de sudario y fue por una vieja escoba dispuesta a recoger lo que pudiera. Cerró la bolsa con cierto asco y barrió con esme

Carril-cielo

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Esta foto, hecha en una fresca mañana de mayo, tiene mucho que ver conmigo. En nuestra ruta aparecen baches que nos impiden avanzar, pero yo no dejo de ver y apreciar el cielo.